Los rayos láser son ondas electromagnéticas con una longitud de onda de entre 400 nm y 700 nm, creadas mediante una emisión estimulada. La luz es una onda que consiste en paquetes de onda corta, llamados fotones. A través de la emisión estimulada, un átomo es estimulado a emitir otro fotón por un fotón ya existente. Esto puede lograrse mediante el suministro de energía desde el exterior ("bombeo"): a través de la irradiación de luz (láseres DPSS) o a través de la energía eléctrica (láseres de diodos). Además, se necesita un resonador que consiste en dos espejos entre los cuales los rayos se reflejan permanentemente y por lo tanto se amplifican. Uno de estos espejos es ligeramente translúcido. La luz que emite es el rayo láser. En un proyector de láser, estos rayos emitidos se filtran por medio de un filtro dicroico (que deja pasar sólo las longitudes de onda deseadas) y luego golpean los espejos del escáner de láser, que los desvían. De esta manera, se consigue que los rayos láser visibles escapen de la salida de láser del proyector.
Dependiendo de la longitud de onda, los rayos tienen diferentes colores. La luz láser es muy concentrada y los rayos pueden ser visibles a grandes distancias. Para obtener un rayo estrecho y nítido incluso a una distancia mayor (la llamada colimación) es esencial tener una coherencia espacial de las ondas.
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